lunes, 19 de julio de 2010

Rencor

¿La mando golpear, violar, ... asesinar? ¿la ignoro y trato de seguir mi vida?, simplemente no puedo... no puedo con este maldito rencor que me corroe las entrañas.

Tengo ganas de colocar mis manos alrededor de su cuello y apretarlo hasta ver como escapa la vida de sus ojos, de golpear su cuerpo con furia hasta sacarme de dentro toda la rabia que he almacenado durante este tiempo. 

Siempre he escuchado que el odio y el rencor sólo le hacen daño a quién los siente, claro que eso lo debe haber dicho alguien a quién nunca le hicieron nada malo.

No, si sentirse Gandhi es lo más sencillo del mundo, pero a la hora en que alguien amenaza lo más preciado en tu vida, cuando alguien se atreve a atentar contra tu felicidad, es cuando el cavernícola que llevas dentro surge, le da un garrotazo a tu sentido común y simplemente quieres hacer lo que te grita el instinto.

¿Servirán de algo realmente las maldiciones?   Si es así, ojalá y le caiga la peor de ellas y sufra mil veces la agonía que me ha hecho padecer.