Cada vez que te miro haces que sonría, es imposible que no lo haga con esa carita tan linda , con esos ojitos tan llenos de luz. Mi cansancio se evapora cuando te acercas a mi con la cara llena de chocolate, tus manitas en alto y lista para darme un beso.
Llegaste a este mundo a revolucionar mi vida; desde que tú estás no sé dónde están las cosas aquí, poco a poco mi alrededor se llena de color rosa y de dibujos de princesas en cada objeto que no puedo resistir comprarte, aún que eso signifique que el libro que estoy esperando comprar desde hace un tiempo, va a tener que esperar un mes más.
Cuando me enfrento cada día al mundo allá afuera y regreso harta de tanto ruido, de la irónica soledad que significa convivir con millones de humanos más, cuando parece que los problemas me van a terminar aplastando y me siento derrotada, recuerdo entonces cómo arrullas a esa pobre muñeca que es tu compañera todos los días y la cual es un muestrario de todas tus comidas; que ya luce un nuevo decorado hecho con pluma por la pequeña artista que eres.
Recuerdo tu cara llena de labial cuando te deje un minuto en mi habitación y cómo todavía querías que te pusiera perfume.
Pienso en tus piecitos dentro de mis zapatillas tratando de caminar hacia la puerta.
Vuelvo a oír la primera vez que me dijiste "mamá" y vuelvo a sentir la misma emoción que hace que se me llenen los ojos de lágrimas...
Eres el más hermoso regalo que me ha dado la vida y espero ser un buen ejemplo para ti; ansío verte sonrojada contándome que el vecinito te dio tu primer beso, quiero ser tu confidente y estar allí cuando las cosas no te salgan como las planeaste, quisiera negociar con la muerte que me permita verte crecer y dejar esta vida cuando te hayas convertido en una mujer...
Pero mientras todo esto sucede, te doy la gracias por hacerme tan feliz al ser tu mamá.
jueves, 24 de marzo de 2011
Suscribirse a:
Entradas (Atom)