miércoles, 26 de enero de 2011

Almas gemelas.

Ella, se encontraba absorta en sus pensamientos, dándole vueltas a su taza de café, ajena al ajetreo de las meseras que llevaban bandejas de un lado al otro, al murmullo de las conversaciones de las personas que ocupaban las mesas del restaurante que a esa hora estaba lleno.

Sonreía para sus adentros, con esa sonrisa de gata complacida que le dice a quién la mira: "estoy satisfecha".  De tanto en tanto, le daba un sorbo a su café, saboreando y sin dejar de sonreír.

En ese momento algo llama su atención, levanta la vista y sus ojos se topan con unos ojos masculinos que la miraban fijamente.

Él, no bien entró al lugar, se fijó en esa bella joven que parecía estar en un mundo aparte.  Algo magnético lo hacía no poder apartar la vista de los bellos ojos que también lo miraban.  Le mostró su mejor sonrisa, por la que había recibido muchos elogios femeninos y espero.

El flechazo fue instantáneo.

Desde ese momento tanto él como ella supieron que estaban hechos el uno para el otro, supieron que sus almas eran gemelas y que estaban destinados a conocer la felicidad absoluta juntos.

Por un momento, estuvieron a punto de correr a encontrarse y fundirse en un intenso y profundo beso, de esos que hacen que parezca que el tiempo se detuvo.

El sonido de su celular hizo que ella dejara de mirarlo y contestara.

"Si, mi amor... no te preocupes, ya pedí un café... te espero... "

Él, mirando su anillo de boda, salió del restaurante.

jueves, 13 de enero de 2011

¿Es que nunca...

Abrió los ojos de repente, sin saber donde estaba... movió la vista de un lado al otro para tratar de identificar dónde se encontraba... fue cuando reconoció la habitación de su bebé, decorada con tanto amor en unos suaves colores pastel... no se escuchaba ningún ruido, ningún sonido y eso era extraño, ya que habitualmente esa habitación estaba llena de risas infantiles, balbuceos y llantos... sobre todo de llantos... ahora lo recordaba, chillidos a todas horas del día, llantos por cualquier cosa, gritos que le taladraban los oídos una y otra vez.,  ¿es nunca iba a callarse ese niño? ¿es que nunca iba a dormir tranquila por toda una noche? ¿es que nunca iba a recuperar la cordura de su vida anterior...

La sangre que iba poco a poco secándose en sus manos le dio la respuesta...

lunes, 3 de enero de 2011

Asamblea en la carpintería.

No suelo ser muy afecta a los cursos de superación personal, ni a escuchar a Mariano Osorio,  creo que te venden un montón de soluciones obvias, pero me topé con esta fábula y creo que es bastante buena:


Asamblea en la carpintería.

Cuentan que en la carpintería hubo una vez una extraña asamblea, fue una reunión de herramientas para arreglar sus diferencias.

El martillo ejerció la presidencia, pero la asamblea le notificó que tenía que renunciar.  ¿La causa?  Hacía demasiado ruido. Y además se pasaba el tiempo golpeando.
El martillo aceptó su culpa, pero pidió que también fuera expulsado el tornillo; dijo que había que darle muchas vueltas para que sirviera de algo.

Ante el ataque, el tornillo aceptó también, pero a su vez pidió la expulsión de la lija. Hizo ver que era muy áspera en su trato y siempre tenía fricciones con los demás.

Y la lija estuvo de acuerdo, a condición de que fuera expulsado el metro que siempre se la pasaba midiendo a los demás según sus parámetros, como si fuera el único perfecto.

En eso entró el carpintero, se puso el delantal e inició su trabajo.

Utilizó el martillo, la lija, el metro y el tornillo. Finalmente, la tosca madera inicial, se convirtió en un fino mueble.

Cuando la carpintería  quedó nuevamente sola, la asamblea reanudó su deliberación.

Fue entonces cuando tomó la palabra el serrucho y dijo:
 "Señores, ha quedado demostrado que tenemos defectos, pero el carpintero trabaja con nuestras cualidades. Eso es lo que nos hace valiosos. Así que no pensemos ya en nuestros puntos malos y concentrémonos en nuestros puntos buenos".

La asamblea encontró entonces que el martillo era fuerte, el tornillo unía y daba fuerza, la lija era especial para afinar y limar asperezas y observaron que el metro era preciso y exacto.
 Se sintieron entonces un equipo capaz  de producir muebles de calidad, se sintieron orgullosos de sus fortalezas y de trabajar juntos.

Es fácil encontrar defectos, cualquier tonto puede hacerlo, pero encontrar cualidades, esos es para los espíritus superiores, que son capaces de inspirar todos los éxitos humanos.