miércoles, 1 de julio de 2009

Un minuto de mi tiempo.

Aquí estoy de nuevo, robándole un minuto a la rutina.

Hoy vinieron a desayunar mis amigas. Les preparé unas sincronizadas (¿por qué se llamarán así?) con ensalada, fruta, café y pan.  Fue un respiro de chismes y risas para aliviar la pesada carga de ser una ama de casa.  Aunque al voltear hacia la cocina y ver la pila de trastes sucios, ya no me parece tan buena idea haberlas invitado.  En fin, es lo malo de pertenecer a una especie tan gregaria.

Ya se me acabó el minuto de que disponía.  

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